OGOH OGOH Y HARI NYEPI
Los Ogoh Ogoh son esculturas de aspecto monstruoso que desfilaron por las calles de pueblos y ciudades, el día 15 de marzo, último día del año balines, para espantar a los malos espíritus de la isla. Este día esta dedicado al mal, a las malas vibraciones, a la magia negra y en las casas y templos también se realizan ofrendas y rituales específicos para ahuyentarlos.
Los muñecos los construyen los chavales solteros de cada pueblo o barrio, siguiendo el método de los compañeros que les precedieron pues estos dejan los bocetos y fotos a disposición de los próximos encargados y así se transmiten el conocimiento de unos a otros. Los pequeños también construyen su propio ogoh ogoh con la ayuda de una persona mayor.
Un mes antes, aproximadamente, empiezan su construcción, siempre tras la oportuna ceremonia, oración y bendición de lo que se va a hacer y de sus artífices,-pues se va a trabajar con personajes relacionados con el mal-, se reúnen cada tarde para trabajar conjuntamente, es un momento de encuentro, de diversión, de fiesta.
Los gastos del material se sufragan con las donaciones de los participantes y vecinos del lugar.
El día 15 están terminados y los portean a hombros mediante una estructura construida con bambú paseándolos por las calles, al caer el sol, y haciéndolos girar velozmente en el centro de la ciudad, en el punto donde convergen las calles principales (donde a las 12 del mediodía, hora en que el sol esta alineado con este punto, se ha realizado previamente la oportuna ceremonia), zarandeándolos, haciéndolos saltar y bailar al ritmo del gamelan que toca piezas especiales con los instrumentos específicos para esta ocasión. Es un espectáculo impresionante.
Tras el desfile, regresan los muñecos a su origen y allí los queman y celebran el fin de fiesta, el éxito, la ovación recibida, se ríen y divierten comentando el desfile, cenan todos juntos y después tiran petardos y fuegos artificiales con artefactos y artilugios de fabricación propia (tubos de hierro en los que meten piedras –con características especiales supongo- troceadas y agua, le prenden fuego y explota), en la cera, en la calle con sus risas, mientras pasan coches y motos. Por todo Ubud se oye el estallido de la pólvora hasta las doce de la noche.
A partir de ahí, el día 16, el primer día del nuevo año (según el calendario balines, estamos en 1.932) empieza el HARI NYEPI, el silencio, el día de introspección, hasta las doce de la noche.
La jornada se dedica a estar en casa, tranquilos, relajados, en silencio para que no vuelvan los espíritus que ya salieron de la isla, es como si toda la isla se escondiera, para pasar inadvertida ante la vibración del mal que aunque ausente ya, puede regresar. Es el gran día de meditación general, para ir hacia dentro, para iniciar una transformación personal, para ver que es lo que quiero cambiar, como puedo ser mejor, que cosas hacer, que actitudes modificar…es un renacer.
No se puede salir a la calle, no hay motos ni coches, ni se enciende la televisión ni ningún aparato eléctrico para no atraer a los espíritus, ni se habla por teléfono, el aeropuerto esta cerrado, todas las tiendas, oficinas, las puertas de las casas, todo parado, desértico. Anochece y, bajo un cielo cubierto de estrellas immmmmmpresionante, una isla a oscuras, callada, apagada….
No se puede explicar con palabras semejante sensación.